Parece ser que al final la mayoría de los planes y viajes que llevo hechos se tornan en una aventura un tanto surrealista. En este caso, nos pasó de todo. El día 11 de noviembre es el Día de la Independencia de Angola y por tanto festivo. Teníamos ante nosotros tres días que aprovechar, así que el viernes, bien temprano, nos pusimos en marcha rumbo a Benguela, que es la segunda ciudad más importante del país después de Luanda y está a unas 6 horas de coche hacia el sur. El viaje hasta allí no se me hizo nada pesado, iba admirando los distintos paisajes y pueblos que atravesamos.
Una vez llegamos a Benguela, estuvimos esperando a un amigo de un amigo. Un tipo cubano que nos iba a dar alojamiento la noche del sábado en su nuevo “hotel”, aún sin abrir. Estuvimos esperando tranquilamente tomando unos finhos (cerveza de barril) y disfrutando de la playa y de la ciudad, totalmente distinta a Luanda. Allí todo parecía más tranquilo, menos caótico, menos sucio… La verdad es que me gustó mucho. Una vez que apareció el cubano, con su Hummer con ruedas “de postureo”, pusimos rumbo a la playa donde íbamos a acampar la primera noche por una serie de caminos de tierra durante dos horas.
A mitad de camino nos cruzamos con un “pobre” señor que hacía autostop ahí en mitad de la nada. Decidimos recogerle y llevarle hasta donde coincidieran nuestros caminos. Le vamos preguntado qué hace, qué le trae por esos caminos… Y nos cuenta esta historia: llevo andando 1 día y me quedan otros dos hasta llegar a Namibe (al sur de Angola) que voy a comprar estupefacientes (creemos que se refería a marihuana) para vendérselos a los pescadores en Benguela. Duermo al lado del camino. Con lo que venda creo que sacaré 500.000Kz (5000 dólares). El bueno de Guillerminho….
El camino de vuelta fue un poco duro pero fuimos parando en distintos sitios que merecía la pena ver. Un reducto a la entrada de Lobito (ciudad cerca de Benguela), el río Katumbela, donde dicen que hay cocodrilos (no los vimos) y unas cataratas cerca de Sumbe. Os dejo una muestra de todo ello para despedirme. Luchen por ser felices.


