Salimos de Mulanje con dirección
al Parque Nacional de Liwonde. La idea inicial era dormir dentro del parque
(acampar), pero desde hacía un tiempo el camping estaba cerrado y solo quedaba
en el interior el Lodge de lujo (que permite acceder al Santuario de
Rinocerontes) que no entraba en el presupuesto. Así que hay que retroceder un
poco en la carretera y se encuentran otros dos sitios donde hospedarse,
nosotros nos quedamos en el Liwonde Safari Park, construido hacía 9 meses y
regentado por holandeses afincados en Sudáfrica.
El sitio es idílico, tiendas de
lujo para el que las quiera, habitaciones compartidas o camping con equipo para
barbacoa al lado. Por supuesto, elegimos camping! Pegados a unos matorrales que
parecía que podían protegernos de algún animal si pasase por allí durante la
noche. Además zona de restaurante y zona de bar-reading area-chill out. Por
cierto, aquí se hacen intercambios de libros y préstamos (como en otros tantos
sitios donde estuvimos, leímos).
Ajedrez de madera
Como llegamos a medio día
decidimos hacer el walk por la tarde y la ruta en coche a la mañana siguiente. Pero antes una paradita en el mirador.
Una fotito juntos!
Desde el mirador
En
sí, la ruta a pie no entra en los límites del parque (separados por una
ridícula valla de alambre) salvo para ver un impresionante Baobab de 4000 años.
En Liwonde la entrada al parque (o la ruta a pie) se hace con ranger pero sin
arma, así que bien pegaditos al hombre que él sabrá lo que hay que hacer.
Baobab de 4000 años!
Durante la ruta vimos diversos
animales, pues como siempre, todo tipo de antílopes y pumbas varios. Te enseñan
los restos que han ido depositando los distintos animales para que sepas qué
tipo de animales se encuentra por la zona. Los “depósitos” de elefante ya los
teníamos más que vistos. Y nuestro guía de repente pisa uno de ellos, nos mira
y nos dice: “It’s fresh”. Ilusos de nosotros, pensamos que iría hacia otro
lado, pero no, buscó la manera de estar lo suficientemente lejos y a la vez
cerca para ver al elefante que por allí merodeaba. Nos encontramos al elefante
en cuestión a menos de 20m!! Comiendo, plácidamente. Los elefantes ven hasta
unos 30 metros pero sin embargo, tienen muy buenas capacidades olfativas y
auditivas. Nos vio, así que siguiendo al guía nos escondimos entre los
matorrales en silencio. Afortunadamente el viento soplaba del elefante hacia
nosotros, así que ya no nos veía y tampoco nos olía, pero podía oírnos, así que
SILENCIO!
Como el elefante insistía en
buscarnos salimos de allí. Una vez fuera el guía le dijo a N que una camiseta
roja (la de la selección de fútbol de Angola) no era el vestuario ideal, pero
que nunca ponen pegas a los turistas. Y es que el rojo, es un color muy
llamativo entre la naturaleza, así que si vas a alguna cosa por el estilo ya
sabes: NADA DE ROJO, por si acaso, mejor verdes, azules, marrones…
Volvimos a ver a otro elefante
también muy cerca, en este caso sí que nos veía, pero estaba al otro lado del río
y al parecer no podía cruzar por la profundidad (sinceramente no me dio mucha
confianza esa explicación pero…).
Elefante al otro lado del río, ese estaba lejos
Liwonde fue el primer sitio donde
coincidimos con turistas 3 chicos que llevaban 6 meses viajando por distintos
países de África y 2 chicas, una de ellas vivía en Mozambique, que hacían lo
mismo (todos ellos americanos). La conversación fue interesante y los consejos
sobre nuestra siguiente parda (Cape MaClear), que ya habían visitado muy
útiles. Y una duchita de agua caliente en un baño espectacular con parte al
aire libre y los sonidos de la naturaleza… marco incomparable! (reservada una
para mi casa).
¡Cómo no, la noche fue
entretenida! Después de haber estado tan cerca de dos elefantes y de ver que
alrededor de la tienda había también más “depósitos” de elefante (aunque secos)
uno duerme de otra manera. Durante la noche oímos bastantes ruidos, no eran
elefantes seguro (son animales muy grandes estos era ruidos menos “pesados”),
pero eran ruidos al fin y al cabo. No sabemos si fue un pumba o qué, pero a la
mañana siguiente un perro dormía plácidamente junto a la tienda (menos mal que
por la mañana encontramos un perro).
Amanecimos temprano y nos fuimos
a hacer la ruta en coche, esta vez sí entras en el parque (¡que no se hace
responsable de los daños que puedan ocurrirte!). El día estaba horroroso,
muchísimo viendo y bastante frío, así que vimos pocos animales. Volvimos a ver
elefantes, el conductor se aseguró de estar bastante cerca de unos que comían
entre los árboles. Más variedad de ciervos, no conseguimos ver búfalos, pero
vimos una manada de 13 elefantes con un montón de crías de distintas edades. A
éstos no nos acercamos, ya dijimos que podía ser muy peligroso así que mejor
prevenir!
Hay muchas crías, saca la foto no vaya a
ser que vengan a visitarme!
Las palmeras salen de la nada
Los elefantes de un lado a otro
Re-desayunar, recoger, despedirse
y… próxima parada: Cape MaClear y Lake Malawi National Park!!!
PD: Tenía que ponerlo, la tienda Bata está en cada esquina!
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