21 de diciembre de 2011

Casi tres meses

Ya han pasado casi tres meses desde que aterrice en Luanda y uno cada día se acostumbra un poco más a los engarrafamentos, a las largas esperas cuando uno va a comprar y a los contrastes. Eso sí, cada cierto tiempo reconozco que necesito salir de esta ciudad, aunque sea alguna playa cercana, acampar y relajarte un poco.

Tenía un poco olvidado el blog este último mes. Un resumen rápido sería este:
  • Más trabajo que al principio (se agradece) aunque más de uno aún piensa que estoy aquí solo de parranda.
  • Fiestas de despedida (mucha gente de la villa se nos está yendo estos días).
  • Second Luanda Amaizing Gynkana (ahora lo explico).
  • Planificación de las navidades (una persona muy especial llega en unos días).
  • Días de playa y alguna acampada.

The Second Luanda Amazing Gynkana, tuvo lugar hace tres fines de semana. 10 equipos de 4 personas (la mayoría expatriados). 6 items, 6 fotografías y 6 videos a conseguir, un tablero de juego: Luanda. Por ejemplo había que conseguir, entre otros ítems, un dildo, un boarding pass del día 3 o un pez vivo entre otros; fotografiar a un miembro del equipo besando a un policía o los cuatro en pañales en la calle o grabar un video bailando kizomba (baile de refrote) en un museque (zona de chabolas) con gente del mismo. Fue un día muy divertido que culminó con una gran fiesta en casa de un colombiano que tiene una mansión de la leche.







Para no perder las costumbres, a eso de las 5.30 de la madrugada, tres de nosotros tenemos la brillante idea de irnos de empalmada a Pambala. Se trata de una playa a una hora más o menos, donde estaban unos amigos acampando. Y allí que nos fuimos, todo parecía rodado y cuando llegamos allí se pone a llover durante toda la mañana, así que el día de playa fue pasado por más agua de la que esperábamos. Eso sí, para salir de la playa (30 minutos por una pista llena de barro), pudimos presenciar una lección magistral de Manu de conducción extrema. Solo el parachoques y un poste de luz salieron un poco dañados, pero de buen rollo.

Para no hacer muy aburrida esta entrada, acabo con la salida hace dos fines de semana a otra playa también a las afueras de Luanda, bastante espectacular. El paisaje es un “cementerio de barcos” que impresiona bastante como se puede ver en las fotos. Me quedan pendientes dos entradas estos próximos días: una sobre el revolucionario invento que se comercializa en cualquier calle de Luanda y que puede ser definida como el arma de destrucción masiva total y otro, en un tono más serio, para contar la realidad de un país de contrastes sociales bestiales e insostenibles. Luchen por ser felices.