14 de enero de 2012

Primeros días: Mussulo y Kissama

Como avisé, primero llegó el resumen de las vacaciones y ahora el detalle. Si bien el video muestra todas aquellas cosas maravillosas distintas de este país, en los detalles intentaré trasmitir las dos caras de la moneda en la medida de lo posible: Angola como turista y Angola como observadora de costumbres, si se puede decir así. Lo primero que hay que tener en cuenta es que para todos aquellos que piensen que los canarios somos unos pachorruos y tenemos un ritmo muy lento, o cambian el chip o si vienen les saldrá una ulcera de estómago. Aquí llevan otro ritmo.


Aterricé en Angola y ese mismo día N me llevó a conocer su lugar de trabajo… En moto! No sólo es que no me guste mucho la moto, es que la manera de conducir es especial. Así como en China los semáforos son meramente informativos, aquí, en Angola, los carriles son por pintar algo en el suelo al igual que los pasos de cebra, en más de una ocasión pensé que mis rodillas se quedarían en el camino. El tema de la conducción es nefasto, aunque hasta cierto punto comprensible. No hay semáforos salvo en el centro de la ciudad. Los “candongueiros”, unos microbuses que hacen las veces de taxis no paran si no hay nadie que se vaya a subir, así que aminoran la marcha, el cobrador asoma la cabeza por la ventana y grita su ruta y si parece que alguien se va a subir frenan hasta que suba todo el mundo; además están los vendedores ambulantes que se sitúan entre carril y carril. Claro, de esta manera sin apenas intermitentes, un tráfico regular es muy complicado; por lo que los coches comienzan a acercarse unos a otros y lo que en un principio está delimitado como 3 carriles se convierte en 4 o en 5. Básicamente imposible salvo que vivas aquí. La ciudad es muy sucia, pero apenas hay sistema de recogida de basuras, así que ¿para qué molestarnos en guardar la basura si nadie va a venir a retirarla?
De los dos primeros días de estancia en Luanda no hay ni una sola foto. El 24 por la mañana fuimos con unos cuantos españoles a comer a un restaurante chino cerca de casa. Impresiona porque a pesar de no ser mala zona las calles interiores no están asfaltadas, el suelo que pisas es tierra, ocre creo. En todos los lugares hay guardas de seguridad. A la entrada de los locales, urbanizaciones y centros donde hay más de una tienda también, en el caso del restaurante chino un señor con una señora metralleta que te piden el aguinaldo, ¡como para no dárselo! Y por la noche decidimos reunirnos los que estábamos en la villa para cenar todos juntos, éramos como unos 12 y cada uno aportó algo, merecida mención a los padres de MLove que acababan de pegarse la paliza Sevilla-Madrid-Lisboa en coche para luego coger el avión hasta Luanda (¡todo el mismo día!). Comimos de todo: cangrejo, lasaña de espinacas, albóndigas de pollo con salsa de yogur, bacalao a la nata, quiche de espinacas, pollo con salsa de mango… y turrones y tarta de manzana. Laura vendió muy mal sus champiñones así que casi no se probaron. Después de varias opciones de cómo llevar a cabo el sorteo del amigo invisible, la opción de N no salió adelante, demasiado liosa a esas horas de la madrugada. Pero con pena, he de decir que no tenemos ni una foto de la noche, un fallo técnico.
Al día siguiente el plan que teníamos en un principio se abortó, pero el plan alternativo no tuvo desperdicio. Llegamos al embarcadero al lado del Museo de la Esclavitud (para el que espere mucho, piensen cómo creen que tenían a los esclavos si en lujosas habitaciones individuales o amontonados hasta que les sacaban a otras tierras…) y de ahí a la isla de enfrente, Mussulo; la parte más cercana a Luanda tiene diversos complejos hoteleros pero si caminas hacia la otra playa verás cómo viven los pescadores. Arena blanca, palmeras y agua clara, poco más se puede decir.

 (Nos dirigíamos a Mussulo en barquita)

 (Cada resort separaba un poco la playa)



Siguiente parada: Kissama. Laura se apuntó al plan y al día siguiente salimos a las 5 de la mañana, dos horitas de camino más o menos (los últimos 40km carretera de tierra pero más o menos buena). Allí nos esperaba MLove y sus padres que habían pasado la noche allí. Antes de llegar a las cabañas ya encontramos un montón de cervatillos pequeños y otros no tan pequeños (o el equivalente africano) que cruzaban la carreterilla y una graciosa avestruz que parecía guiarnos el camino, lástima que la cámara no llegó a tiempo. Una vez en el parque nos subimos a un camión y nos guiaron para ver animales. Afortunadamente pudimos ver prácticamente todo: la jirafa nos pilló casi sin mirar pero vimos una. El conductor y el ranger se esmeraron en que encontráramos a los elefantes y vimos parte de la manada impresionante, y la vegetación, tantos baobabs. Cualquier cosa que diga sobre el parque es quedarme corta, las fotos parece que dicen más, pero nada como verlo al natural. 

 (En la zona del resort)



 (No se encuentran siempre, fue de las atracciones del día junto con la jirafa)


 (Era lo que más había)

 (Sólo vimos una jirafa pero fue la sensación del momento)


(El baobab típico de la zona)


Investigamos un poco y terminamos yendo a la desembocadura del río Kuanza a un paradisiaco hotel donde comimos, nos bañamos en la piscina y lo más importante, hicimos un recorrido con un barquito río arriba a ver si encontrábamos cocodrilos. A ellos no les vimos, pero el paisaje fue impresionante, tanto la naturaleza como las casitas de los autóctonos a la orilla del río, menudas condiciones. La entrada al hotel es otra cosa, está asfaltada pero en los baches cabe perfectamente la rueda del coche, y por el camino puedes ver cómo viven los locales de la zona, el único edificio que vimos de ladrillo era la iglesia, espero que sean comprensivos con la comunidad. 

 (Restos de la guerra)

 (La casa ideal salvo por los cocodrilos del río)




(La sensación de tranquilidad era inmensa)


De vuelta a Luanda paramos en un mirador del que N ya habló, parece un paisaje lunar debido a la erosión producida por el viento y quizá el mar. 




Resumen del viaje: cansado pero totalmente recomendable, no se puede pedir más.

1 comentario:

  1. ¡¡¡¡¡Sara!!!!! Qué ilusión poder compartir tu viaje... ¡¡Me encanta!! Gracias de corazón, estoy deseando ver el resto de post. Las fotos parecen sacadas del National Geographic. Un abrazo y Feliz año.

    (American girl made in Spain)

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