23 de octubre de 2011

Diario de una motocicleta


Mañana empieza mi tercera semana en Luanda. Cada día me voy encontrando más a gusto aquí. El tema del transporte parece que se va a solucionar esta misma semana. Y digo parece, porque aquí, que te digan “si si mañana sin falta” o “si, a las 9 en punto”, no puedes creerlo al 100%. El caso que me he comprado una moto. Nada del otro mundo, una moto china, marca Jingu, que en los papeles dice que es de 50cc pero es de 125cc con marchas. En fin, que después de visitar varias tiendas, me decidí y pagué 830 dolares y para casa. Eso fue hace 9 días. Después, contactamos con el logista de la oficina de cooperación y el nos está arreglando los papeles y la matricula. Así que espero, que a partir del martes, pueda ir al curro en moto y evitar los grandes engarrafamentos de esta ciudad. Además, podré tener la libertad de no depender de nadie y poder ir al centro o a la villa en el momento que yo quiera. Lo próximo será comprarse un coche, con mis otros dos compañeros para poder viajar los fines de semana y para movernos por las noches de Luanda. Se puede ir con moto, pero se recomienda por seguridad que se vaya en coche por las noches.

La seguridad. Ese era otro tema del que quería hablar. Desde que estoy aquí la verdad que en ningún momento me he sentido inseguro o en peligro. Si bien es cierto, que se debe cambiar el chip. De vez en cuando escuchas a algún conocido que le han atracado. Sin ir más lejos, el otro día a una amiga y a un amigo, al salir del gym les atracaron a punta de pistola. No hay que ponerse nervioso, se les da lo que pidan y ya está, no se suelen poner agresivos. Es por ello que por la noche hay que estar un poco más atento, dejar el coche cerca de donde hayas ido y subir rápido y cerrar las puertas. Si se es prudente, no tiene por que pasar nada, y si pasa tomárselo con filosofía.

Por último quería dar una pincelada gastronómica. Todas las veces que hemos salido a cenar, la verdad que han sido un acierto. Hasta mi primera cena que fue en un chino, jajaja. Aquí el pescado es espectacular. Ayer mismo, me cene un pargo a la parrilla increíble en un restaurante que a primera vista parecía un poco cutre. De entrante nos pusieron unos chocos fritos que quitaban el hipo. La pena que no me llevé la cámara y no pude inmortalizar el momento. Pero os dejo la foto de otro plato que también me gusto mucho en un restaurante al lado de la oficina. Realmente no se qué pez era, pero nos lo sirvieron enrollado y relleno de unos langostinos, acompañado de arroz y algo parecido a unas espinacas. Muy rico.


Bueno, un placer seguiros contando mi vida en Luanda. La próxima os hablaré de las noches de Luanda. Luchen por ser felices.

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