3 de octubre de 2011

No queda si no batirse

“No queda sino batirse” le dijo el gran Don Francisco de Quevedo al Capitán Alatriste. Con esta épica frase comienza la serie de “algo mais do que Angola”. En mi caso ya no queda sino partir, tras varios días de despedidas y nervios y cargado de energía e ilusión, hoy comienza mi viaje a Angola.

Durante los próximos doce meses,  “I do what i want to” se vuelve internacional. Además de todo lo que se nos ocurra contar desde Madrid, dedicaremos una serie de entradas con las experiencias y anécdotas que vayan sucediendo durante mi estancia en la ciudad de Luanda.

Tras 500 años de dominio portugués y 27 años de guerra civil, en la que tanto Yanquis como Rusquis (ayudados por los cubanos) se dedicaron a financiar a los dos bandos y usaron el país como su tablero de juego de la Guerra Fría, Angola trata de abrirse paso y superar las heridas sufridas. Como muchos otros países en desarrollo, cuenta con suficientes materias primas como para despegar y dejar atrás la pobreza en la que viven una gran parte de su población. Y como muchos otros países en desarrollo, un sistema político y administrativo corrupto dirige el país (Según el Índice de Percepción de la Corrupción que la organización Transparencia Internacional elabora cada año, Angola se sitúa en la posición 158 de 180 países analizados).

Actualmente, de Angola se dicen muchas cosas, que si todavía es un país peligroso, que si Luanda, su capital, es muy cara – según la consultora Mercer, se trata de la ciudad más cara del mundo para expatriados-, que todo está todavía por hacer… Se trata de un país por descubrir, casi sin turismo occidental (por ahora son las multinacionales las que intentan instalarse en el país) que combina paisajes de ensueño y vida salvaje por igual (cuenta con las terceras cataratas más grandes de todo África).

Pues bien, tengo un año entero para confirmar que hay de cierto en todo eso que se dice y descubrir todo lo que el continente Africano me ofrezca. Y desde aquí intentaré manteneros informados de esta magnífica aventura. Y es que, como decía Boris (Oscar Jaenada) frente a la tumba de su padre, en la película Días Azules, “Me voy… Si, si, y ya verás me va a ir de puta madre”, así me siento yo.

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